El presidente de EE UU cree "en el poder del libre mercado". Así lo dijo ayer en un discurso con el que defendió la reforma de la regulación financiera en el histórico auditorio de Cooper Union. Obama estaba a escasas calles del mayor centro financiero del mundo, Wall Street, y muchos de los que allí mueven los hilos acudieron a oírle.
Ante una audiencia en la que se encontraban el consejero delegado de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, el de Barclays, Bob Diamond, y otros representantes de la gran banca, la política y los sindicatos, Barack Obama abundó en el significado de esta declaración de principios.
"Creo en el poder del libre mercado, Creo en un sector financiero fuerte que ayude a la gente a captar capital, obtener préstamos e invertir sus ahorros. Pero un libre mercado nunca supuso tener una licencia para hacerse con todo lo que uno pueda sin importar cómo". Para Obama, esa filosofía de lo que es el libre mercado es equivocada y ha estado en vigor demasiado a menudo en los años anteriores a la crisis.
"Alguien en Wall Street olvidó que tras cada dólar que se intermedia o se apalanca hay una familia que quiere comprar una casa, pagar por una educación, abrir un negocio o ahorrar para la jubilación", explico en un tono que no sonó tan duro como en otras ocasiones en las que ha arremetido contra las instituciones financieras y las extraordinarias compensaciones de sus empleados.
"ÚNANSE A NOSOTROS"
Apoyado en esta filosofía, el presidente echó en cara a la banca su papel en la crisis, le pidió responsabilidad y, sobre todo, que abandonara los "furiosos esfuerzos" con los que está luchando a través de sus lobbies contra la reforma que ahora entra en su recta final en el Congreso. Obama dijo que es necesario tener una nueva base para el crecimiento económico y que, dada la importancia del sector financiero, "la reforma de Wall Street es una parte absolutamente esencial de esa base". Acto seguido pidió: "únanse a nosotros en vez de luchar contra este esfuerzo". Al final de su alocución ridiculizó las críticas de que la regulación acabará con el sistema financiero al leer declaraciones tremendistas similares a las que usan hoy los lobbies pero que se oyeron en 1933, cuando se creó el Fondo de Garantía de Depósitos.
El inquilino de la Casa Blanca considera que de fracasar en el intento de endurecer las reglas, se volverá a poner a EE UU y a la economía en riesgo. Su discurso de ayer siguió el hilo conductor de otro similar de hace dos años en el mismo foro cuando, siendo candidato a la presidencia, ya aludía a la necesidad de renovar la regulación de un sector que había cambiado mucho en las últimas décadas. Entonces, uno de sus mayores aplausos lo obtuvo cuando atacó la desregulación. "Desafortunadamente, al establecer el marco de la regulación del siglo XXI lo que hemos hecho es, simplemente, desmantelar el antiguo, ayudados por una negociación corrupta, aunque legal, guiada por las donaciones para campañas políticas". El presidente señaló entonces que a resultas de ello se ha instalado un sistema en el que "el ganador se lleva todo y cualquier cosa vale".
Aunque el discurso se iba a titular Reforma de la Regulación Financiera, luego se cambió a Reforma de Wall Street para que tuviera una mejor acogida. En su alocución, Obama también señaló, aunque de forma amable, a su oposición política. Hasta hace apenas dos días, el partido Republicano no hizo más que repetir que la regulación financiera propuesta por el senador demócrata Christopher Dodd abre el camino para institucionalizar los rescates de bancos con dinero público y se ha mantenido al margen de la negociación. El miércoles, hubo un cambio importante en esta posición y un senador conservador votó a favor de regular muy duramente el mercado de derivados, lo que anticipa una mayor adhesión conservadora al proyecto.
Obama dijo que esas críticas no son legítimas porque la legislación sólo crea un mecanismo para desmantelar a firmas que son "demasiado grandes para caer". El presidente, que también apuesta por crear una agencia independiente para proteger a los consumidores, dijo que bancos y contribuyentes se beneficiarán de una reforma que ataca "la toma de riesgos sin sentido".
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