La incertidumbre sobre el futuro de Grecia y la estabilidad del euro crecieron ayer luego de que los griegos se rebelaron contra la exigencia de la Unión Europea de que Atenas ampliara, en cientos de millones de dólares, los ajustes acordados ya.
Al tiempo que los sindicatos iniciaron una huelga de 48 horas, seis miembros -un ministro y cinco viceministros- del gabinete renunciaron en rechazo a las duras condiciones del rescate, que mañana deben ser sometidas a votación en el Parlamento. No pocos analistas ven ese voto como un referéndum sobre el futuro del euro.
La indignación tanto en la calle como entre miembros de la coalición gobernante estalló ayer a la mañana cuando los ministros de Finanzas europeos, que desconfían de la capacidad de Atenas de aplicar las reformas, le dieron tiempo a Grecia hasta el miércoles para emprender una nueva ola de recortes por 325 millones de euros en el presupuesto de este año, un ajuste que no estaba contemplado en las reformas a duras penas consensuadas por los partidos políticos griegos anteayer.
La "troika", conformada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea (CE), exige una serie de duras medidas de ahorro público y reducción de salarios, que provocan un fuerte rechazo social.
A cambio, Grecia recibirá un préstamo de 130.000 millones de euros y una quita de la deuda pública, vitales para que el país evite la bancarrota. De no pagar cerca de 14.500 millones de euros en vencimientos de bonos el 20 de marzo, Atenas caerá en el default.
En medio del nerviosismo, el primer ministro Lucas Papademos dijo que la quiebra de su país "no es una opción" y que su debilitado gobierno hará "todo lo posible" para que el Parlamento apruebe el acuerdo pactado con la "troika".
"No podemos permitir que Grecia caiga en moratoria de pagos. Una quiebra no controlada podría sumirnos en una desastrosa aventura y crear las condiciones de caos y explosión social. Este es un momento de responsabilidad histórico", advirtió Papademos en un dramático discurso.
"[Sin el rescate] el Estado no podría pagar salarios ni pensiones, y ni los hospitales ni las escuelas podrían funcionar. Miramos al pueblo a la cara y decimos: este programa tendrá menos costos sociales que la catástrofe financiera y social", agregó.
Según fuentes cercanas al gobiernos, ante la ola de renuncias el premier remodelará su gabinete después de la votación en el Parlamento.
En ese sentido, Papademos avisó que "la resistencia del gobierno está siendo puesta a prueba", por lo que advirtió "a aquellos que no pueden soportar la presión", en referencia a los diputados que planean votar en contra del acuerdo, que "no tienen lugar en el gobierno".
Horas antes, el partido ultraderechista LAOS, tercer socio del gobierno, había anunciado su intención de votar en el Parlamento contra el paquete de ajuste. "No vamos a votar [esas medidas]. Se nos impuso una humillación. No puedo tolerar eso", dijo su líder, Giorgios Karatzaferis.
De todas formas, el rechazo de los 16 diputados del LAOS a las reformas no tendría repercusiones para el gobierno si el resto de los partidos de la coalición (el socialista Pasok y los conservadores de Nueva Democracia) votan a favor. En total, el gobierno cuenta (sin LAOS) con 236 diputados de los 300 que conforman la cámara. Con 151 votos a favor ya estarían aprobados los recortes.
Ayer, en cuestión de horas, dimitieron el ministro de Transporte, Makis Voridis, y los viceministros de Agricultura, Asterios Rontoulis; de tráfico marítimo, Adonis Georgiadis, y de Defensa, Giorgios Georgiou, todos del LAOS. También presentó su dimisión la viceministra de Relaciones Exteriores, la socialista Marilisa Xenogiannakopoulou, y anteayer había renunciado otro socialista, el secretario de Estado de Trabajo, Giannis Koutsoukos.
"Por desgracia, la «troika» no tiene en cuenta las consecuencias de la aplicación del primer plan de rigor y decide tomar medidas que acentuarán dramáticamente la recesión y la cólera social", escribió Xenogiannakopoulou en una carta a Papademos.
Enfurecidos con el acuerdo con la "troika", los sindicatos griegos lanzaron ayer una huelga de 48 horas, que paralizó los transportes y los servicios públicos. El ajuste, que prevé una reducción del sueldo mínimo en un 22%, el despido este año de 15.000 funcionarios y recortes en pensiones, "será la tumba de la sociedad griega", denunciaron los sindicatos.
LAS EXIGENCIAS DE LA "TROIKA"
Recortes adicionales. El Parlamento griego debe ratificar el plan de ajuste e identificar reducciones de gasto adicionales por 325 millones de euros antes del próximo miércoles.
Empleos. El gobierno debe suprimir 150.000 empleos públicos hasta 2015, de los cuales 15.000 serían eliminados este mismo año.
Deuda. El plan prevé reducir la colosal deuda pública griega, que hoy llega al 160% de su PBI, a un 120% hacia 2020, un nivel considerado más sostenible.
Salarios. Las medidas de austeridad incluyen una rebaja del 22% del salario mínimo (hoy de 751 euros para unas 325.000 personas, que pasaría a 586 euros mensuales).
Gasto público. En total, la "troika" exigió recortar más de 3500 millones de euros el gasto púbico (un 1,5% del PBI griego).
Pensiones. Se aplicarán recortes del 20% de las pensiones por encima de los 1000 euros y una disminución sustancial de los adicionales que superen los 150 euros.
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