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sábado, 4 de septiembre de 2010

LA OROYA EMPIEZA A LUCIR VACÍA POR MIGRACIÓN Y FALTA DE EMPLEO

Más de la mitad de la población emigró ante la crisis económica. Aunque los niveles de contaminación descienden, la ciudad empobrece.

En poco más de un año, La Oroya empezó a desvanecerse. El pueblo metalúrgico de Junín se acostumbró por 88 años a que su economía girase alrededor de esta rentable actividad, desde que la planta de metal fue de la Cerro de Pasco Copper Corporation, luego de Centromín Perú y, por último, de la Doe Run Perú. Ese gran movimiento económico y comercial ha desaparecido. El pueblo ahora luce triste.

Luego de que la empresa Doe Run suspendiera sus operaciones el año pasado, más del 70% de los 3.500 empleados que laboraban aquí han retornado a su lugar de origen o han viajado a otras ciudades para tener trabajos eventuales hasta que reabra el complejo. En tanto, los pocos que se quedaron viven el mismo drama de los pobladores: solo tienen ingresos para subsistir y se encuentran en medio de la incertidumbre.

La actividad económica en general se ha paralizado. El escenario en La Oroya muestra los mercados cerrados y los bancos vacíos. Hasta hace más de un año en que se suspendieron las operaciones en el complejo, el 80% de los 67.700 habitantes de la ciudad se dedicaba a la actividad comercial. En la actualidad lo hacen menos del 30%, de aproximadamente 32 mil pobladores que han quedado. El resto emigró.

INGRESOS AL MÍNIMO
Ante este éxodo, la Municipalidad Provincial del Yauli-La Oroya se ha quedado con cada vez menos recursos para cumplir con sus servicios mínimos de limpieza y orden de la ciudad.

“No tenemos cómo financiar los servicios ni terminar las obras iniciadas porque las recaudaciones en el municipio bajaron en un 60%. Hay mucha morosidad porque la gente no tiene dinero y casi la mitad ha emigrado”, dice preocupado el alcalde César Gutiérrez Revilla.

Según el gerente municipal, Melitón Ricaldi, de los 270 establecimientos comerciales que mantenían un intenso movimiento durante todo el año, han cerrado 54, lo que representa el 20%.

En julio pasado, la municipalidad provincial de Yauli-La Oroya envió una carta al presidente de la República, al Congreso y a ministerios para que declaren en emergencia económica, social y ambiental a la provincia. Además, exigieron que se iniciara un proceso contra los responsables de esta realidad. El alcalde Gutiérrez refiere que no han obtenido respuesta.

Otra gran caída en ingresos ha sido la del canon minero. Ante la ausencia de esta actividad, los S/.118 mil que recibía mensualmente la municipalidad se ha convertido en S/.0,80. “Y si a eso le sumamos los cientos de solicitudes para ayuda social que recibimos de los vecinos, ya no nos quedan recursos”, señaló Ricaldi.

Con respecto a los bancos, los movimientos en las entidades bancarias y cooperativas disminuyeron en más de 50% y la morosidad en estas últimas es mensualmente de S/.1 millón, según informes de las gerencias.

“Antes los trabajadores percibían además de su sueldo un 50% más por concepto de horas extras”, afirma Nilton Aldana Béjar, gerente de la sucursal del Banco Continental de La Oroya.

Según el funcionario, algunos clientes del banco tenían ingresos de S/.1.000 a S/.1.500 diarios. “En la actualidad apenas facturan S/.20 o S/.30. Además los trabajadores y comerciantes están retirando todos sus ahorros”, dice.

Ante la crisis, las entidades también tienen la mira en otros mercados. “Sabemos que los comerciantes y empresarios están mudándose hacia Pucará, que es donde se construirá la nueva ciudad de Morococha. Aquí se generará el nuevo eje económico por la explotación de Toromocho”, indica. Mientras tanto, La Oroya sigue agonizando.

EL CAMBIO AMBIENTAL TRAS EL CIERRE
El estado ambiental de La Oroya ha cambiado desde que la planta metalúrgica de Doe Run dejó de funcionar hace más de un año.

Washington Mori Andrade, secretario de la mesa para la Descontaminación de la Cuenca del Río Mantaro, dijo que se efectuaron mediciones de la contaminación de aire, suelo y agua en La Oroya. Los resultados señalan que el aire se recuperó a tal punto que sus niveles de polución se encuentran por debajo de los límites permisibles.

Esto se debe a que la chimenea de la planta de La Oroya dejó de arrojar 100 toneladas diarias de gases contaminantes.

Pero este hecho es lo que menos importa a la mayoría de trabajadores. Doe Run ha pedido continuar con la suspensión de labores hasta fines de noviembre para cumplir compromisos con sus acreedores y ha logrado del Gobierno un nuevo plazo de 36 meses para completar todo su programa de adecuación y manejo ambiental.

CRONOLOGÍA
[3/6/2009]

Doe Run comunica que el 100% de sus operaciones quedarán paralizadas temporalmente.

[3/8/2009]
Doe Run opta por someterse a un proceso de reestructuración de sus pasivos ante Indecopi.

[6/5/2010]
El Ministerio de Energía y Minas señala que la empresa Doe Run tiene hasta julio para conseguir financiamiento y reanudar sus operaciones.

[2/8/2010]
El Ministerio de Energía y Minas notifica a la empresa Doe Run el incumplimiento de las obligaciones decretadas en la ley 29410, la cual establecía la reanudación de sus operaciones el 27 de julio.

ElComercio.pe

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